poesía intuitiva

viernes

Todos somos jueces internos de la gracia,
sin reconocer
como el viento a la orilla
todo lo que se escuece por si mismo
ensimismado
destruyendo el instante hasta de cualidad docta

La doctrina
me mira desde la cama de abajo,
¿Cómo es que hace la doctrina para ser anterior a mí misma?

El hombre es un receptáculo de códices, de códigos,
que encimados como están, están y punto
Yo soy el hombre, pero como puedo creer que soy uno sólo,
si no hago más que subdividirme?.
Mi orgullo de ser sensible
no me deja hablar mientras tengo que oír
a otros siendo tan yo, más yo que yo mismo.

2 comentarios:

Daniela Cano dijo...

y todos nuestros yos se pelean dentro nuestro, rugen, aullan, y tambien se aman, la armonia de nuestras diferencias internas aparece de vez en cuando como un destello de la infinitud de la vida, de aquello indivisible e inmutable que permanece. me gusta este poema,saludos belen
d.

belén dijo...

ey, Dani, gracias.
Buena lectura, me alegro.
Beso